jueves, 23 de octubre de 2008

Elías Querejeta


Dicen de la prensa que será la literatura del siglo XXI. Yo jamás comulgaré con ese tipo de afirmaciones porque no hace falta, porque está muy bien como está ahora, es decir, la prensa, prensa y la literatura, literatura. Pero también es verdad que las fronteras se difuminan en determinados casos y aunque en el caso que sigue, nuestro protagonista ni sea periodista, ni sea escritor, es verdad que uno no sabría distinguir. Bendito sea este productor de cine porque le sientan fatal las etiquetas y porque, por lor lo visto, todo lo hace bien.



La crisis
ELÍAS QUEREJETA 23/10/2008


Un amigo de toda la vida me lo contó con precisión hace ya unos cuantos años. Para su padre el cine era una pasión y además su forma de vida. Y, al parecer, muchas veces, al llegar a casa hablaba de su trabajo y, según recuerda mi amigo, la pasión daba sentido y gracia a sus palabras. Y, también, una forma de preocupación que, aquel hombre al que nunca conocí, trataba, según cuenta mi amigo, de ocultar.
Un día, la pregunta me surgió como una necesidad: ¿por qué?, ¿por qué ocultaba su preocupación por el cine? Mi amigo tardó en contestarme. Al fin, me miró de soslayo y dijo: "Mi padre no quería transmitirme su malestar"... Y calló. Yo no pude contener una nueva y simple pregunta: ¿Por qué? Le daba miedo contagiarme. Volví a preguntar: ¿por qué? Entonces, mi amigo cruzó su decidida mirada con la mía. Sus palabras fueron rotundas: el cine estaba en crisis... no... más bien es una crisis insuperable. Mientras hablaba, mi amigo dio unos pasos. Se alejó de mí. Y, de pronto, giró la cabeza y volvió a cruzar su mirada con la mía. Desde entonces, la palabra crisis unida a la de cine (o sea, cine en crisis) me ha perseguido a lo largo de toda mi vida.
Poco después conseguí romper el silencio y pregunté: ¿Pero no crees que ahora la crisis es real y tal vez definitiva? Mi amigo volvió, decidido, a su caminar. Se alejó, y cuando ya la distancia entre los dos era como de 20 metros giró y lentamente se fue acercando. Antes de llegar cerca de mí levantó la voz: "Ninguna crisis es insuperable si se analizan bien los elementos que la contienen. En este momento es muy claro que las nuevas tecnologías han supuesto una sustancial modificación en la forma de realizar cine y en la manera de contemplarlo. En poco más de un siglo las variaciones que se han producido en la forma de hacer y ver cine han sido constantes. Tal vez, por eso, mi padre tenía razón cuando decía que la crisis no se detiene. Pero esas modificaciones han supuesto que el cine, como forma de expresión, ha cobrado un mayor significado dentro del desarrollo cultural. Hoy, las nuevas tecnologías abren más posibilidades a la narración cinematográfica. Nuevas cámaras, nuevos soportes, nuevas pantallas. De tal modo que hoy estamos casi tan cerca de poder narrar a través de una pantalla como de un libro. Y con una particularidad. Hoy se ve más cine que nunca, pero en pantallas muy diversas y llenas de piratería. Todo ello nos conduce a una crisis profunda. Pero si sabemos ordenar y potenciar los elementos que configuran la crisis, el cine adquirirá una potencia económica y cultural muy superior a la que hasta ahora ha tenido". Mi amigo me mira. Casi rompe a reír. Estira con rapidez su brazo y su puño izquierdo cruza mi mandíbula como una forma de caricia. Una manera de acabar nuestras conversaciones.
Mi amigo se llama Tedy Villalba. Y no está en crisis.

Elías Querejeta, productor de cine, recibirá mañana en Valladolid la Espiga de Honor de la Seminci como homenaje a toda su carrera.

No hay comentarios: