martes, 4 de noviembre de 2008

cinco estrellas



CINCO ESTRELLAS
un cuento de
RAFAEL CRUZ

Miguel, unos cuarenta años –“justo en la mitad del camino de nuestra vida”-, en la ducha de la suite de un hotel lujoso de cinco estrellas canturrea. Sobre la cama un gran desastre de ropa –sábanas, unos jeans, camisetas-. Una guitarra acústica y el ordenador portátil, completan el paisaje de la cama, ¿metáfora del estado de su cerebro? Oímos a Miguel, desde la ducha, intentando encajar una letra a la melodía aunque no haya manera:

Estoy, como siempre, buscando la sabiduría
En el camino pedregoso del que ya no salgo
Porque ya lo he visto, ya lo conozco, porque
Ya sé que está ahí y ya no puedo decirle basta…

¡Fuck, esto es un tormento! Son terribles estas, estas canciones que incluyen palabras como “sabiduría”, “camino”… Lo dicho, un tormento… y lo peor es lo de ¡“pedregoso”!

Miguel finalmente sale de la ducha obsesionado con la canción, con la ya maldita canción. Ahora trata de bailar y gritar la melodía en el cuarto de baño mientras se seca con el albornoz. Encima del armario del baño hay desplegada una verdadera “UVI” móvil entre medicamentos, cremas y potingues. Miguel es muy coqueto y exigente con su salud, con su belleza e higiene personal. No ha dejado de bailar y de cantar –en realidad cree que bailando será más fácil que le encaje la letra-, en plena euforia sale a la habitación y se encuentra la suite –con las cortinas corridas- en profunda y serena penumbra. Ya son las nueve de la mañana y por una de las cortinas de los balcones de la suite entra un rayo de luz tempranero y blanco. Miguel se asoma al rayo, ahora en silencio y se ducha, de nuevo, en el rayo matutino. Despojado del albornoz, desnudo, Miguel continua en silencio dentro de una inquietante pausa. Silencio. Pausa y silencio. Abre de par en par la cortina para que la luz inunde la suite y cuando se dispone a abrir el balcón, observa en el cristal, aterrado, la silueta de alguien sentada en un sillón cercano a la cama. Se gira de golpe. Esta fue poco más o menos la conversación que mantuvo Miguel con la silueta:

MIGUEL
¡Joder! Qué susto, ¡Qué susto Daniel! ¿Cuánto tiempo llevas ahí sentado?, ¿Cómo coño has entrado?, ¿Quién te ha abierto la puerta?

DANIEL
No me apetece recordarte que esta habitación la pago yo. ¿Qué pasa Miguel? Llevas tres días sin aparecer por el estudio.

MIGUEL
¿Tres días?

DANIEL
Tres días.

MIGUEL
No puedo, no sé de qué habla. Hay un “camino” hacia la “sabiduría”, todo muy zen, pero no encaja. Debe ser porque es “pedregoso”.

DANIEL
¿Pedre…?

MIGUEL
Déjalo.

DANIEL
Como quieras Miguel pero sólo nos queda el día de hoy… el ingeniero mañana por la tarde viaja a Nueva York para grabar con U2, el estudio en el que estamos, que por cierto lo pediste tú, tiene cola y multitud de grupos están esperando que nos vayamos para entrar ellos.


MIGUEL
No hacía falta venir hasta aquí para recordarme lo que ya sé.

DANIEL
Yo creo que sí. A los artistas hay que recordaros que vivís en un mundo real. Tienes el móvil apagado y has dado la orden en recepción de que no te pasen llamadas.

MIGUEL
Daniel, mírame, soy Miguel, no me hables como a un artista idiota y snob. Soy Miguel, MI-GUEL ¿Cuántos años nos conocemos?, ¿Diez?, ¿Once? ¿Cuánto dinero ha ganado la compañía con nuestra música? No hace falta, de verdad, que vengas hasta aquí a recordarme cuál es mi trabajo o a recordarme cuál debe ser mi sentido de la responsabilidad.

DANIEL
Quería asegurarme de que no habías desaparecido. Acaba ya. Me pasaré por el estudio esta noche para recoger el material. -Daniel sale rápido de la habitación. Vuelve-:

DANIEL
Estás en el estudio de grabación del mundo que me pediste, en el mejor hotel de cinco estrellas de la ciudad, compórtate como tal. ¡Sé un artista de cinco estrellas también!

-Ahora sí que sale Daniel de la suite con paso rápido. Miguel, como puede, se tumba en la cama de la suite. Mira el techo. Palpa la guitarra y la atrapa hasta hacerla sonar e interpretar la melodía de la maldita canción que le falta para acabar el disco. Intenta de nuevo encajar la letra sin éxito. Lanza la guitarra sobre la moqueta blanca del suelo y agarra una libreta que hay en la mesita de noche para corregir aspectos de la letra –como por ejemplo “camino” y “sabiduría” pero sobre todo “pedregoso”…garabatea en la libreta. Busca la guitarra de nuevo y coteja las notas de la libreta… sin éxito. Vuelve a la libreta, tacha, apunta, vuelve a tachar, para tirarla, al final, contra una pared. Empezará de cero otra vez se dice a sí mismo. La conversación con Daniel le había dejado más preocupado de lo que él creía. ¿Cuánto tiempo llevaba luchando contra los falsos artistas?, ¿Contra falsas imposturas del mundo del rock&roll? y ahora ¿Era él también el acusado? Acusado de no estar a la altura del tren de vida en el que iba subido desde hacía ya algunos años. Miguel estaba con la mala sensación de no haberle dicho a Daniel todo lo que pensaba de verdad de las estrellas del rock&roll que en realidad eran fraudes aunque, por otro lado, ¿quién era él para pontificar sobre quién o quiénes son verdaderas estrellas del rock&roll? Había tenido ya más de un rifi-rafe con periodistas por sacar fuera de contexto declaraciones suyas que le dejaban con el culo al aire ante determinados compañeros a los que profesaba verdadera devoción. Sí que es verdad que después de veinte años tocando y grabando por el mundo entero se había subido a un tren de vida de alta velocidad que incluía apartamentos en París, Londres y Nueva York. Viajes siempre en Business Class, alojamiento en los mejores hoteles del mundo. Vacaciones insospechadas en islas del caribe siempre que la agenda se lo permitía para él, su novio y cualquier miembro de la familia que le viniera en gana. Cuando estaba en gira le enviaban al camerino fruta silvestre de los lugares más exóticos que alcanzaba a sugerir, también las giras las hacía acompañado de un fisioterapeuta, de un asistente personal que hacía las veces de secretario –, cuando se trataba de su novio también hacía las veces de amante-. El tren incluye una modesta gran colección de arte contemporáneo con varias piezas de Daniel Hirst, varias de los abstractos expresionistas americanos más significativos y hasta una video-instalación de Bill Viola. Incluye también una ruinosa productora cinematográfica que ha aupado carreras tan “cools” como las de Spike Jonze pero que, evidentemente, sólo han arrastrado grandes pérdidas económicas. Al tren se han subido bandas de música, para ser representadas por Miguel, que ni siquiera han soportado la presión de aguantar su primer año de existencia y el lanzamiento de su primer disco. Miguel, compositor de las letras y vocalista, Pedro guitarra y compositor de las músicas y Luís, bajista llevaban juntos, sin embargo, la friolera de veinte años. Veinte años soportándose y soportando giras mundiales agotadoras –carreteras, hoteles, infidelidades-, promociones con cientos de entrevistas ¡al día! y encierros en estudios para haber podido sacar al mercado al menos una docena de discos.

En ese preciso momento suena el teléfono de la habitación del hotel –Dígame, ¿No habíamos pactado que no recibía llamadas?, ¿Quién?, ¿Pedro? Vale, vale, pásemelo, ya imagino que lleva tres días llamando… ¿Pedro?... Hola… ¿Tú también has hablado con Daniel?... Se ha ido de aquí hace media hora… Sí, a mí también me ha soltado la barra de la canción que falta y la del artista de cinco estrellas... Pedro, escúchame… ¿Crees que no sé que falta una canción? pero si Daniel nos ve juntos en esto no tendrá más remedio que apoyarnos para quitar la canción del disco y se acabó el problema. En definitiva nadie sabe cuantos tracks llevaba este disco, y en este punto Miguel suelta una risotada sardónica… ¿Cómo? No te oigo Pedro… ¿Cómo?... ¿Cómo es aquello de orejas que no escuchan, corazón que no siente? Y Miguel suelta otra risotada sardónica. Sí, sí Pedro ya he acabado… La risa de Miguel desaparece y se transforma en un gesto adusto, sin duda la ha “cagado”, sin duda ha metido la pata con Pedro… lo siento… oye vale, de acuerdo, no había pensado que podía ser tu canción favorita, vale… ya me he dado cuenta que estoy solo en esto, vamos a dejarlo, intentaré acabar la canción antes de que pase Daniel para recoger el material… Oye Pedro no… yo no voy por la vida arrasando a nadie ni a nada, llevamos veinte años juntos y las hemos visto y pasado de todos los colores… y aquí estamos Pedro, esto es sólo una crisis más… ¿Qué quieres que haga, que me arrodille ante ti, ante “don integro” para que me bendiga con su maravilloso sentido de la ética? Vamos, no me jodas Pedro. Espérame en el estudio hasta que llegue con la canción y nos pongamos a grabar… Sí, ahora ya se ha convertido en algo personal… ¿cómo?... ¿que encienda el móvil?... tienes razón, ahora lo encenderé…

Miguel se sentía vapuleado. El sistema dentro de la banda siempre había sido el mismo, Pedro componía las músicas de las canciones y Miguel las letras. Se habían respetado el sistema de trabajo y jamás habían sufrido las injerencias del otro.

Sin embargo ahora Miguel tenía la extraña sensación de haber entrado como elefante en cacharrería y de haber roto ese hilo invisible que unía el pacto tácito que tenían desde hacía veinte años Miguel y Pedro. Sabía que la había jodido con Pedro y ahora quería arreglarlo acabando la canción a toda costa. Pedro siempre se había situado en las antípodas de Miguel, así funcionaba, no musicalmente, puesto que se complementaban a la perfección, sino vitalmente. Pedro, era simplemente Pedro, la antiestrella por antonomasia. Nada de lujos, nada de exabruptos con la prensa, nada de poses en definitiva. Pedro, sin duda, es uno de los mejores guitarristas del mundo y el cincuenta por ciento del éxito de la banda. No se le conocen excentricidades, al contrario, siempre ha colaborado en proyectos de manera altruista si él consideraba que musicalmente merecía la pena. En la actualidad, además de la banda, andaba embarcado en una gira mundial muy selectiva con cuatro guitarristas más pero nada de estadios llenos, nada de merchandising… Salas de cuatrocientos espectadores como máximo, hoteles de medio pelo, clase turista en los aviones ¿Por qué lo hacía entonces? Por crecimiento artístico suponía Miguel. Lo que ya no le ofrecía la superbanda se lo ofrecían este tipo de pequeños proyectos donde se medía con músicos nuevos, con públicos exclusivos y entendidos pero, sobre todo, donde se medía consigo mismo. Miguel admira esta faceta, sabe que es una de las claves del éxito de la banda –el afán de superación de Pedro que le mantenía siempre hambriento, musicalmente hablando, y el amor a su profesión- veinte años después. “¿Era eso entonces?” se machacaba Miguel “el hambre musical… había perdido el hambre musical desde que se subió al lujoso tren de vida de las estrellas del rock&roll”. Ahora, sin embargo, sospecha que no acabará nunca la canción, se le hace muy cuesta arriba abrazar la guitarra y el cuaderno para acabar la canción. El plazo se acaba y Pedro no se lo perdonará jamás, a Daniel se le llenará la boca de nuevo con aquel juego de palabras de mal gusto del hotel de cinco estrellas para un artista de una estrella. Miguel está mirando a su alrededor para percatarse de algo que ya le había traído problemas con su novio Rafa más de una vez; estaba la televisión encendida, la radio del hilo musical del hotel encendida, la prensa abierta, el cuaderno de letras abierto, la guitarra, desafiante, fuera de su funda abierta y cuando estaban en casa aún era capaz de atender a su novio… aunque Miguel sabía que ese no era el problema, estaba acostumbrado a componer así y con más frentes abiertos. Era lo que Rafa llamaba “el caos entrópico de Miguel”. Rafa era un buen físico, especialista en termodinámica y en muchas ocasiones, al lado de Miguel, no había podido evitar sentirse parte de ese caos entrópico que la estrella del rock&roll era capaz de generar a su alrededor.

Miguel ya ha terminado de vestirse y, aunque sabe que está mareando la perdiz, está dispuesto a bajar al comedor del hotel para desayunar. Abre la puerta, se gira para contemplar su caos entrópico una vez más y al girarse de nuevo:

MIGUEL
¡Rafa!

RAFA
Hola cariño.

MIGUEL
¿Qué?... ¿Qué mierdas haces aquí?

RAFA
Gracias por lo de mierda ¿Me vas a dejar entrar?

MIGUEL
Pasa cielo. -Al tiempo que Miguel se aparta de la puerta-. Es sólo que hoy ya es el segundo susto de muerte que me llevo. -Rafa, sin duda, venía de viaje pues llevaba un troli con las etiquetas del aeropuerto. Nada más entrar a la habitación ya está “cerrándole” todos los frentes abiertos de su caos entrópico. El hilo musical, el cuaderno. Miguel, que ya había reflexionado previamente sobre su caos entrópico, está rápido de reflejos y cogiendo el mando de la televisión intenta apagarlo, sin éxito-:

Nunca sé cómo coño van estos chismes, por eso siempre acabo dejándolos encendidos… no sé apagarlos. Parece realmente esforzado aunque sin resultados.

RAFA
Sí, cariño. Hay que reconocer que lo tuyo no son los electrodomésticos.


MIGUEL
¡Sí! Esto es la rebelión de los electrodomésticos. -Justo en ese momento, el televisor ha conseguido dejarlo en la opción de MUTE, es decir, sin voz. Se abalanza Miguel sobre Rafa y arroja lejos el mando de la televisión. Se besan apasionadamente-. ¿No me vas a decir qué haces aquí? Sabías perfectamente que no acabo hasta mañana. ¿No te habrá enviado ese desgraciado de Daniel?

RAFA
Hablé con él pero no me envía Daniel… joder Miguel grabar te pone paranoico.

MIGUEL
¿Qué?

RAFA
Nada.

MIGUEL
¿Nada?

RAFA
Nada, no he dicho nada… ¿No te parece suficiente motivo que lleves ya tres días el móvil apagado y que no pasen llamadas a la habitación por orden tuya?

MIGUEL
¿Tres días?... Ah sí, ya, me lo recordó hace un rato Pedro.

RAFA
¿Has hablado con Pedro?

MIGUEL
Sí, hace un momento –contesta Miguel sin darle mayor importancia, hace un momento… –mira el móvil- a través del teléfono de la habitación.

RAFA
Vaya, él sí que ha conseguido burlar tu propio cordón “policial” y te puedo asegurar que es un cordón implacable. -Un silencio se adueña de la pareja, un silencio largo, prolongado pero nada incómodo. Un silencio que no hay que confundir, en este caso, con una pausa. Las pausas inmovilizan pero Rafa y Miguel se miran y se sienten más cerca que nunca el uno del otro… las pausas inmovilizan pero este silencio es distinto-.

MIGUEL
¡Dios! Cómo te quiero. Sabrás disculparme ¿verdad? Se me fue la olla… no imaginaba que hubieran pasado tres días.

RAFA
No pasa nada, en otra época ya sabes que hubiera enviado al ejército… pero ahora creo en ti. Me llamó Pedro, me llamó Daniel y me metieron el miedo en el cuerpo. No sabía qué hacer. Ellos pensaban que podías estar conmigo, que te podías haber fugado conmigo, así que… así que me he cogido un avión para averiguar qué pasa.






MIGUEL
No puedo acabar el disco Rafa… supongo… supongo que llevo tres días aquí encerrado –sin hombres, sin tabaco, sin alcohol, sin drogas- trabajando duro y nada y … para colmo, me he llevado un buen chorreo de Daniel y otro de Pedro.

RAFA
El chorreo que te haya pegado Daniel me lo paso yo por… No me preocupa pero el de Pedro sí… porque Pedro te estima… te estima de verdad.

MIGUEL
Eso fue hace ya mucho tiempo, cuando todavía nos admirábamos él y yo.

RAFA
¿Y crees que ya no te admira? ¿Crees, de verdad, que no te admira todavía?

MIGUEL
Pedro es demasiado íntegro para admirar a alguien como yo… a alguien que “ha vendido su alma”…

RAFA
¿Y qué hace todavía en la banda?, ¿Dinero? Ya no lo necesita, hace mucho tiempo que no necesitáis dinero ninguno de los tres. Después de firmar el contrato millonario más suculento de la historia del rock&roll ninguno necesita dinero ni lo necesitará. ¿Pedro? Pedro, Pedro es “don íntegro” sí pero ¿Te crees que no admira el trabajo que haces?, ¿Te crees que no admira tu capacidad de llenar estadios? Vamos, despierta ¿Cuánta gente llena hoy en día un estadio? ¿U2?, ¿Rolling Stones?, ¿El Boss?, ¿Bob?, ¿Quién más? VO-SO-TROS ¿Y quién te crees que los llena?, ¿Don Pedro con su famosa “integridad”? O te suenan palabras y conceptos como TRAYECTORIA, FIDELIDAD y COHERENCIA. Observa cómo te mira cuando estás en el escenario, se le cae la baba… te admira más que a nadie. Es tan fácil vivir al lado de la gran estrella y decir que te mantienes integro. ¿Has visto Ciudadano Kane?

MIGUEL
No sé, a veces pienso que Pedro cree que desde que firmamos con la multinacional no he vuelto a tener hambre musical.

RAFA
¿Y por qué no se lo preguntas? Ahora parece esto una película de boxeo. “HAMBRE MUSICAL” ¿En qué revista lo has leído?, ¿En el Rock de Luxe?, ¿En la Rolling Stone? Cada uno de los dos sois como sois y ya le habéis demostrado sobradamente al mundo entero que juntos os complementáis como nadie. ¿Cuántos de los grupos que has apadrinado han llegado al año de existencia cuando han llegado los momentos difíciles?, ¿Ninguno?, ¿Tienes acaso un radar para captar ineptos? -Aquí Miguel suelta una carcajada, está recordando porque se enamoró de Rafa-. ¿No será que trabajar en equipo es muy difícil? Vosotros dos lo habéis sabido hacer precisamente porque hay respeto y admiración mutua. -Ahora a quien admira Miguel es a Rafa por su apoyo incondicional, por su lucidez, por ponerle palabras a la confusión-. ¿Dónde está Daniel?




MIGUEL
No lo sé, estuvo aquí para hacer una broma sobre mis estrellas como artista. Vino a decirme que soy un artista de una estrella alojada en un hotel de cinco.

RAFA
Y tiene razón.

MIGUEL
Acaso yo no…

RAFA
No Miguel, esta vez no has estado a la altura. No pasa nada, o sí, pero no has estado a la altura.

MIGUEL
Pero yo, yo siempre he criticado esas poses… ¡Siempre!

RAFA
Pues entonces no te comportes así y acaba la canción, yo me voy y te espero dando un paseo por la ciudad, te espero y nos volvemos a casa.

MIGUEL
Es que estoy perdido, no me surge nada… me… me he secado como una fuente.

RAFA
En ese caso enfréntate a Daniel y a Pedro, y al resto del grupo y marchémonos ya a casa ¿Cuál es el problema? No me sueltes el rollo del hambre musical porque no cuela. En cuanto a la pose de estrella que tanto has criticado, sí… eres una estrella lo quieras o no y la mayoría de músicos de todo el mundo se cambiarían por ti. ¿Qué hay de malo en ser y vivir como una estrella? A mí me gusta vivir con una. Gracias a “la estrella” hemos conocido a creadores increíbles, nos hemos codeado con grandes personalidades de la política, hemos estado en sus casas, con sus familias. Te han confesado que te admiran… te has acostado con quien te ha dado la gana. No lo niegues, yo hubiera hecho lo mismo. Pasa en todos los sitios; la literatura, la universidad, los hospitales, cómo no va a pasar en el rock&roll. Cierra los ojos, confía en mí. Cierra los ojos e imagina que no vendes ni un disco ni una entrada más a un concierto. Imagínalo. -Una angustiosa pausa se ha hecho ahora entre Rafa y Miguel…sin silencio. Miguel, con los ojos cerrados, no reacciona. La pausa se hace insoportable e irrespirable, al final Miguel reacciona-:

MIGUEL
Eso no pasará nunca.

RAFA
Eres un divo insoportable… Sólo imagina por una vez que eres una persona vulgar y corriente como cualquier otra. Ahora tu mente está llena de escorpiones y no eres capaz de imaginar nada de lo que te planteo pero eso sí que serían escorpiones y áspides. Llevas veinte años en la brecha y sólo tú has visto caer las manzanas de Newton. Eres una estrella, la más alta del firmamento porque, como Darwin has tenido las agallas de hacerte preguntas. Eres el puto amo y no es nada fácil ¿Verdad? Nos proteges a todos los tuyos como el padre Moisés en el desierto y vas pagando todos los peajes para que no lo hagamos ninguno de nosotros. Relájate y abre los ojos cuando quieras. -Miguel abre los ojos y por azar se cruza con la pantalla de televisión que está todavía en MUTE y con el humorista Andy Kaufman en una de sus surrealistas actuaciones de los años setenta. Miguel se queda hipnotizado mirando la pantalla, mirando las imágenes de Andy en blanco y negro peleando lucha libre con mujeres. Rafa está ya en marcha haciendo la maleta de Miguel-. Lo que más me fastidia de irme de esta habitación es no probar la cama, tiene muy buena pinta. ¿Quieres que te deje fuera algún libro o los meto todos en la maleta? -Silencio. Miguel no pierde detalle de la actuación de la pantalla del absurdo Kaufman-. ¿Llamaremos un taxi o has alquilado coche? Miguel no responde a Rafa. ¿Hay alguien? Esto parecen las llaves de un coche de alquiler… ¿Dónde has aparcado?, ¿Nos vamos?

MIGUEL
La libreta, la libreta de… el cuaderno de letras ¡corre, dámelo! Sácalo de la maleta, sácalo, ¡rápido!


RAFA
Tira mano a uno de los bolsillos del troli de Miguel. ¿Te refieres a este gurruño?, ¿Nos quedamos? -Rafa le alcanza a Miguel el cuaderno de letras-. Nos quedamos.





Man on the moon

Mott the Hopple y el juego de la vida.
Andy Kaufman en el combate de lucha libre.
Monopoly, Veintiuno, Damas y Ajedrez.
El Señor Blassie con su desayuno de rancho.
Juguemos al Twister y al Risk.

Verás el cielo si te sale la cuenta.
Hey, Andy ¿lo pillas? o ¿o te has quedado pillado?
Hey Andy ¿Te estás montando un Elvis? ¿Estamos perdiendo el Norte?
Si te creíste que pusieron un hombre en la luna, un hombre en la luna.
Si te creíste que no tenía una carta bajo la manga, entonces no mola nada.

Moisés fue caminando con su vara de madera.
Newton consiguió el premio a través de la manzana adecuada.
Egipto tuvo problemas por culpa de una serpiente horrible.
El Señor Charles Darwin tuvo las agallas de preguntar.


Aquí hay una pequeña perturbación para los no creyentes.
Aquí hay un pequeño fantasma para el sacrificio.
Aquí hay un área de servicio en lugar de la catedral de San Pedro.
El Señor Andy Kaufman esta en la lucha libre (lucha de osos).

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